Un equipamiento que, con un buen uso educativo, nos permite una interacción directa alumno-profesor con el enriquecimiento en la metodología que esto conlleva. Precisamente son, en este contexto, los alumnos más pequeños los que mayor rendimiento pueden obtener de contar entre sus manos con una reproducción fidedigna del concepto estudiado en una asignatura.
Lo primero que tiene que hacer un responsable de un centro educativo es preguntarse para qué quiere de una impresora 3D. Qué objetivo busca. Tiene que responderse a una cuestión muy sencilla; ¿qué uso le voy a dar a la impresora 3D?
A continuación, tiene que analizar el mercado. Ver qué me ofrecen los distintos fabricantes. Además hay que ver el valor añadido que se ofrece. En nuestro caso opinamos que el pilar sobre el que se tiene que basar el uso de cualquier elemento tecnológico es el de la formación. Un elemento que, en el caso de la impresión 3D, cobra especial relevancia debido a sus características específicas. Por ese motivo en nuestra empresa apostamos por la formación al usuario como un elemento diferenciador en cualquier proyecto.
Estamos ante una tecnología que ha venido para quedarse. Una tecnología que está cambiando los conceptos sobre los procesos productivos y de comercialización a nivel mundial. Por ese motivo es tan importante formarse, conocer a fondo la impresión 3D.
